una nota de infierno rojo muy buena

Diciembre es el mes de los balances. Todo, absolutamente todo, pareciera necesitar un análisis, un raconto, una revisión que nos permita archivar y de esta forma dar vuelta la página y empezar un año con pilas y hechos nuevos.

Pero humildemente siento que esto debe ser dicho ahora… no se necesita esperar más. Por eso, aunque aún no se haya secado totalmente la lluvia de esa nefasta noche de sábado, y aunque todavía evitemos pensar “qué hubiera pasado” para no agrandar más la herida, hoy me sale decir GRACIAS. No me hace falta esperar a levantar la copa para brindar en Navidad: ustedes ya se ganaron ese “gracias”.

Gracias a los jugadores… por sentir la camiseta, por defenderla como merece, por saber en cada momento lo que se estaban jugando, por estar siempre a la altura de las circunstancias, por entender que esto es Independiente, por tener hambre, por buscar la gloria, por ser justos acreedores de cada aplauso que recibieron, por ganar tres (por ahora) clásicos de visitante, por aplastar futbolísticamente a Racing, a River, a San Lorenzo, a Vélez, por hacernos volver a sentir lo hermoso que es ir a la cancha para cantar por tipos que se lo merecen… por simplemente dejar todo en cada partido.

Gracias señor Gallego… por limpiar el vergonzante plantel del semestre pasado, por elegir muy bien cada refuerzo, por cambiar a tiempo, por dejar atrás los temores y caprichos y a partir de Vélez ser el DT que fuimos a buscar, porque de su mano volvió a jugar Independiente (con todo lo que eso significa), por volver a formar un conjunto serio y con aspiraciones, por hacernos gozar (poco o mucho, no importa) viendo a nuestro equipo dentro del campo de juego… por volver a hacernos grandes.

Gracias a Matheu por su garra, por su corazón, por ser capitán y declarar como tal. Gracias Galeano por ser tan crack, por ir a muerte a cada pelota como hace mucho no iba un central de Independiente. Gracias Gabbarini por hacerse dueño del arco y seguir honrando el trabajo de Pepe. Gracias Acevedo por tanto fútbol, por ser el termómetro del equipo, por ser el iniciador del empuje anímico cuando la cosa andaba torcida. Gracias Busse por sentir la camiseta como un pibe de inferiores. Gracias Mareque por volver a ser Mareque. Gracias Gandín por el oportunismo. Gracias Piatti por la magia, no importa la cantidad. Gracias Pelado, por ser tan picante, atrevido, encarador, por hacernos ganar partidos. Y… gracias Silvera, por las clases de cómo debe jugar un delantero, por en una pierna ser más que todos, por jugar de espaldas como pocos, por entender tanto cómo se juega a esto, por estar en el Rojo, por no borrarte nunca, por tanta calidad, por los goles que gritamos y gritaremos gracias a vos.

Un tema dice “sino hay copa, que haya cope para la gente”, y lejos de todo conformismo, de toda mentalidad chica, se puede afirmar que no queda mucho para quejarnos. Se dio lo que se pudo, con un poco de fortuna quizás el final era distinto. Por eso gracias por lo que paso, pero principalmente, GRACIAS POR LO QUE VENDRA.