La realidad aplasta a los designios de la ficción. La imprevisibilidad supera a cualquier lógica. Todo acontece en una esfera mágica. No intenten buscar algún planeta similar, no lo hay. Es el mundo de la pelota, eso lo explica todo. Allí, en ese espacio entrañable pero a fines de los años 30, Independiente supo ser el astro con más fulgor de todos, al menos en una red.
A principios de 1938 Independiente intentaba arrimarse a las mieles del éxito. Fue entonces cuando, en los albores del Campeonato Argentino, dio el gran zarpazo. Una explosión de grandeza que apabulló a todos. Y como se haría costumbre a lo largo de todo la historia, Chacarita sería uno de los rivales más acribillado de todos. ¿El resultado? 9-2.
Aquel domingo 20 de noviembre, se jugaba la 30° fecha y el Independiente de Guillermo Ronzoni, repitió lo que hasta ese entonces parecía una hazaña imposible: volver a hacer nueve goles en noventa minutos. Antes, había goleado en la 4° jornada a Almagro (9-0). Y esta tarde del 38, Erico y compañía volvieron a hacer de sus diabluras. No hubo concesiones. Cada ataque era una búsqueda furibunda de gol. Nadie comprendía porque tanto “ensañamiento”. Asimismo, todos se regocijaban por tamaña exhibición de eficacia. Así fue como llegaron las conquistas de Erico (4), Vilariño (2), Zorrilla, De la Mata y Sastre.
Pero tantos goles tienen una explicación motivacional. Independiente tenía la espina clavada. Y la venganza futbolera fue catastrófica. Es que, allá por julio, en la 13°fecha el Rojo había sido humillado en su excursión por San Martin. Aquella vez, Chacarita, en un acto tan inocente como desafiante, ganó en la ida 2-0 y cometió el peor de los pecados: ultrajarle el invicto a Independiente, tocarle el orgullo a estas fieras. Todo lo que vino después fue más que fructífero: el triunfo en la última fecha ante Lanús (8-2) y la consecuente vuelta olímpica, una racha de diez victorias al hilo, 43 goles de Erico, 82% de efectividad en triunfos y 115 goles a favor en 32 partidos.
A todo trapo. Así Independiente conquistó su primer título en el profesionalismo. Cuesta creer como aquellos héroes grisáceos erigieron una mística aún hoy indestructible. Cuesta comprender cómo un conjunto fue capaz de tener un promedio de cinco goles por partido. Raramente, se repita una hazaña con tantas tonalidades surrealistas. Así y todo, ese enorme pueblo rojo sueña con que hoy, setenta años después, vuelvan a llover goles. No están Erico, Sastre ni De la Mata… Pero sí se puede, máxime en el mundo de la pelota. Sólo se trata de conservar la utopía.
Adrián Michelena
20-11-1938 Doble Visera. Recaudación $ 5.938,90.
Independiente 9: Bello; Baigorria, Coletta; Franzolini, Leguizamón, Martinez; Vilariño, De la Mata, Erico, Sastre y Zoriila. DT: Guillermo Ronzoni.
Chacarita 2: López: Santiá, Terzolo, Araiz, Narvaja, De Genaro, Rodríguez, Barros,Palomino, Galateo y Roggero.
Goles: PT, 4my 37m Erico; 39m Zorrilla; 41m Erico; 42m De la Mata; ST, 4m Erico, 7m Sastre, 14m Vilariño, 32m Palomino (C), 37m Baigorria (E/C) y 42m Vilariño
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